jueves, 9 de febrero de 2017

Ring, de Koji Suzuki


"Le temblaban las manos. Tenía la sensación de que había algo detrás de ella. Algo, desde luego no una persona. Un hedor amargo a carne podrida se percibía en el aire alrededor de ella, rodeándola. No podía ser nada corpóreo"

El horror ignoto, el escalofrío, la bruma impenetrable. Olvidado el monstruo, inutilizado el tacto, pormenorizado el miedo. En mi aventura a través del mundo del terror, reconozco que le debo mucho a Japón. Hubo una época en que los fantasmas nipones revolucionaron el género y también se hicieron hueco en mi manera de enfocarlo en relatos e historietas. Quizá hoy esa fiebre haya menguado, pero ahí está Rings para demostrar que, tras cerca de veinte años, sigue habiendo a quien le interesa ese acercamiento tan particular al miedo, aunque ya algo desdibujado a estas alturas.

El inminente estreno de la película me ha motivado a revisar el texto con que empezó todo, una novela sin pretensiones, personal, me atrevería a decir que poco interesada por el gran público. Probablemente Koji Suzuki escribió Ring sin llegar a imaginar la repercusión que aquella historia tendría en el imaginario occidental del terror. Era 1991, y pese al éxito que tuvo en su país natal, la novela aún tardaría en darse a conocer en tierras occidentales. Y, por supuesto, lo hizo a través de la película. Y si no, de la versión americana de Gore Verbinski. 

Por mi parte, intentaré dejar a un lado las películas. Porque, de hecho, este libro guarda más bien poca relación con ellas salvando la historia de fondo y los elementos básicos. Si algo me sorprendió de Ring al leerlo hace ya unos años y sin haber visto ni las adaptaciones de 1998 y 2002, fue que toda la parafernalia de la niña del pozo era más bien algo secundario y en algunos aspectos incluso inexistente. Curioso, puesto que desde la primera película prácticamente toda la mercadotecnia apuntó a la niña maldita, al bichejo arrastrándose desde el pozo, a esa mata de pelo largo con patas saliendo de la tele. El enemigo no es tanto un fantasma como una maldición oscura e inmaterial, pero entiendo el interés en dar forma a un villano capaz de pasar a la historia del género, y Sadako (o Samara en la versión americana) desde luego lo ha sido. 

La novela nos pone en la piel de Kazuyuki Asakawa, un periodista que ve cómo su sobrino muere de forma extraña y el interés por sacar algo en claro lo lleva a descubrir la famosa cinta de vídeo. Ahí comienza una carrera a contrarreloj no solo para salvar la vida sino también para descubrir qué esconde esa maldición y su razón de ser. A decir verdad, el argumento no es de gran complejidad, como sí lo es el trato de los personajes, el dominio de los tiempos y el ritmo narrativo. Tampoco los diálogos brillan, pero sí lo hace la manera en que Suzuki refleja el miedo de los protagonistas (los últimos momentos de vida de cierto personaje están narrados con tal maestría que probablemente os queden grabados a fuego en la memoria por un buen tiempo).

La atmósfera es fría, fea, oscura; infinitos bloques de edificios grises, apartamentos cochambrosos y entornos irrespirables son los escenarios en que Asakawa y Ryuji Takayama, su compañero de viaje, intentarán descubrir la verdad, verdad que se resiste y que jamás, salvo en las últimas páginas, acaba por desvelarse. Por supuesto, si uno conoce la historia de antemano no habrá demasiado lugar para sorpresas, pero creo que Ring puede aportar bastante al visionado. Aquí Sadako tiene un trasfondo mucho más interesante y complejo, y la amenaza de la cinta de vídeo se presenta en tantos momentos como algo indescifrable e inevitable que, sumado a la manera en que Suzuki nos hace partícipes de la angustia, la experiencia acaba siendo mucho más gratificante que estar montados en un tren de la bruja de sobresaltos constantes.

Desconozco qué destino le espera a esta ¿franquicia? Probablemente la industria del cine la siga exprimiendo (y quizá con resultados más malos que buenos), pero probablemente lo más interesante sea el legado que deje en la literatura, que aún habrá que esperar un tiempo a reconocer. En realidad, tengo la impresión de que lo verdaderamente bueno de esta novela aún no ha sido aprovechado como debería; no es más que una idea, una sensación con poco fundamento, pero ese terror indefinido, esa amenaza reptante, ese pánico visceral los veo capaces de seguir dando forma a muchas más pesadillas.

2 comentarios:

  1. Muy buena entrada.

    La verdad es que la película (la versión estadounidense de 2002, que es la que yo he visto) me fascinó desde que la vi por primera vez y me gustó tanto que se convirtió en un referente del cine de terror para mí. Y cuando me enteré de que había una novela, inmediatamente aparecieron mis ganas por leerla, pero me echan para atrás dos cosas: primero, que me cuesta mucho disfrutar de un libro cuya adaptación cinematográfica ya he visto; y segundo, que al ser de un autor japonés y de una cultura tan diferente a la occidental, me da bastante respeto pues temo no entender la historia, el ritmo o los personajes.

    Pero sin duda tu reseña me ha dejado muy buen sabor de boca y quizá ahora sí me lancé con la lectura, así que muchas gracias. ^^

    Por cierto, enhorabuena por el blog, cuesta mucho hoy en día encontrar contenido diferente y cuando se hace tan bien como lo haces tú aquí, se agradece.

    Un saludo y nos leemos. ;)

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    1. Sin duda alguna, la estadounidense es una maravilla del género. Fotografía, sonido, ritmo, tensión... Quizá la japonesa respeta más la estética del libro (que es normal, porque el cambio de ambientación es imposible que no se note) pero creo que Verbinski dio en el clavo en todo. A mí la escena inicial no se me ha ido de la cabeza en años.

      Por otro lado no te preocupes, porque la película y el libro se diferencian bastante, dudo que se te solapen (por lo menos esto es lo que me pasa a mí, y tampoco me gusta nada). Eso sí, no vas mal encaminada en lo del carácter oriental de la novela y las dificultades que eso pueda entrañar; se nota, el estilo es frío, los diálogos pueden parecer un poco extraños y distantes (aunque habría que ver el papel que ha jugado ahí la traducción). De todos modos, si te animas a leerlo estaré encantado de saber qué te ha parecido, ¡aunque acabe en el Rincón Hater!

      Y mi más sincera gratitud por tus palabras respecto al blog. Es un proyecto que compagino como puedo con otras cosas (sobre todo con obligaciones ineludibles que me dejan poco tiempo que dedicarle), y me alegro muchísimo de que guste a quien lo lea, porque lo voy construyendo con muchas ganas e ilusión. Ojalá las ideas que tengo vayan tomando forma con regularidad.

      ¡Saludos, y hasta la próxima!

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